“La esperanza nunca muere entre nosotros. Hemos sembrado en las tinieblas y hemos cosechado las flores que son los desaparecidos que recuperamos”.
Se ha parido a sí misma. Se ha pulido con la firmeza de sus actos y palabras, acompañada de otras como ella. Con las riendas de su vida en la mano, Rosario Ibarra, terca para la justicia, ha construido su historia y la escribe en forma de cartas a su hijo desaparecido. 78 años de vida y activismo contra la impunidad de una mexicana que sueña con un mundo sin naciones, sin explotados, ni perseguidos.
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