Eugenia Salazar Aguilar (Costa Rica)


 

Foto Eugenia Salazar

Eugenia Salazar Aguilar nació en Costa Rica. Es una mujer comprometida con la defensa y promoción de los derechos de las mujeres. Muchas personas de su entorno influyeron en esta decisión. En primer lugar las personas de su familia, la comunidad en que habitaba, los amigos y amigas, pues en su lugar de crianza desde niña estaban planteadas las injusticas y las demandas de derechos. Desde su tierna infancia fue observando cómo se negaban derechos a unos y otras, así como las relaciones de poder en la toma de decisiones particularmente en ventaja para el sexo masculino en todos los espacios de vida.

Eugenia decidió ser abogada motivada por el hecho que se relata a continuación. Cuando transitaba su adolescencia, acompañó a su hermana Ana al Ministerio de Trabajo. Ella había sido despedida de su trabajo y fue en busca de justicia a ese lugar. Luego la acompañó a los Tribunales a una comparecencia. Llegaron ambas y el abogado de su patrono y ante el juez, este abogado dictó la pauta, ofreció pagarle como la tercera parte de lo que correspondía y su hermana tuvo que aceptarlo. Ese día Eugenia se sintió impotente y le dijo a su hermana “seré abogada para defender esas injusticias” y por muchos años acompañó a las mujeres a los tribunales en procura de que se hiciera efectivo la exigibilidad y resarcimiento de sus derechos. En ese momento Eugenia era menor de edad, sin experiencia laboral, pero aun así, sintió una injusticia en contra de su hermana Ana, tanto por parte del patrono, como por el mismo sistema. No hubo celeridad, ni primacía de la realidad, solo dos mujeres en desventaja frente a un juez inquisidor y un abogado para el que valían poco como para ofrecer un trato justo. Eugenia notó que la injusticia no era sólo contra una trabajadora más, sino contra una mujer en desventaja y con pocas opciones frente al sistema laboral.

Este fue el comienzo de su involucramiento en la defensa de los derechos de las mujeres. La experiencia vivida por su hermana le dejó huellas. Y a sus 16 años comenzó a preguntarse por las desigualdades, los sistemas creados y las herramientas que podía usar para evitar que las personas fueran menoscabadas, tanto en sus relaciones laborales como en su propia dignidad.

Al ingresar a la Universidad se vinculó con organizaciones del movimiento social y político, se inició en la participación de reinvidicaciones estudiantiles, siempre procurando velar por la parte en mayor condición de desventaja social. Conforme avanzaba su estudio en derecho, comenzó a vincularse a más luchas, pues estaba cosechando los conocimientos suficientes para aportar a los derechos humanos, especialmente de las mujeres. E estas luchas fueron políticas vinculadas con la exigibilidad de derechos humanos.

Eugenia destaca que las organizaciones no gubernamentales fueron muy importantes en esta formación intelectual y de experiencia de vida, pues comenzó a incursionar en tareas específicas con organizaciones de mujeres y de derechos donde realizó una labor como abogada en el aporte del uso alternativo del derecho (trabajo directo con las mujeres en sus comunidades, en los sindicatos, organizaciones campesinas y en los barrios con las amas de casa). En los años 80-90 a través de la Alianza de Mujeres, Eugenia participó en la elaboración de propuestas jurídicas a favor de las mujeres. Esta etapa le ha permitido consolidar el llamado recurrente de la defensa de los derechos humanos, la posibilidad de poder compartir a las personas, especialmente mujeres, que pueden usar el derecho, pues no es inalcanzable y que podrán defenderse. Asimismo, le permitió seguir determinando ese camino hacia la protección y la justicibialidad que tan difícil había resultado cuando acompañó, años atrás, a su hermana Ana al Ministerio de Trabajo y los Tribunales.

En cuanto a la situación actual de las mujeres en su país natal, Costa Rica, Eugenia considera que se ha avanzado muchísimo desde sus primeros pasos en esta materia y se trabaja fuerte por la igualdad, desde diferentes sectores; pero aún persisten las brechas de la desigualdad en lo económico, en lo social y político. Aún hay muchos estereotipos y mitos en la sociedad costarricense, es necesario que se entienda y se tomen medidas desde la institucionalidad pública y la ciudadanía a favor de las mujeres reconociendo de una vez por todas que somos parte de la humanidad, debe entenderse que tanto a hombres como a mujeres les corresponde asumir las responsabilidades en el mundo público y privado para el desarrollo pleno y completo de un país, el bienestar del mundo y la causa de la paz como lo ha pregonado la Organización de las Naciones Unidas en la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer – CEDAW- y seguirá siendo actora de esta coyuntura como parte de esa humanidad. Las experiencias de vida que ha tenido desde el derecho y lo personal, son parte del crecimiento del que se comprometió cuando era menor de edad y decidió ser abogada.

Eugenia Salazar Aguilar desea compartir una linda experiencia y un gran reto que fue el trabajo que realizó a inicios de su carrera como profesional en derecho contra el machismo, la desigualdad y el uso alternativo del derecho que se expande por toda América Latina en los años 80 y 90. Gracias a esa experiencia de sus primeros años, ha podido contribuir desde su función como especialista en derecho, a traducirla en la formación de promotoras de derechos, las cuales se encuentran en todo el país y ayudan a otras mujeres a saber que tienen derechos y que podemos apoyarnos sororariamente desde cada realidad, sean estas indígenas, no indígenas, sindicatos, cooperativas, con el propósito de que las mujeres desde sus organizaciones se apropiaran de las leyes como sus principales herramientas para la exigibilidad de sus derechos humanos como lo ha venido haciendo hasta el día de hoy y le causa una enorme satisfacción.

Cuando organizamos la Exposición de las 1000 Mujeres de Paz en Costa Rica, el compromiso y el trabajo de Eugenia en la misma y en el acto del cual participaron la entonces Presidenta de la República, Laura Chinchilla Miranda, la entonces Ministra de la Condición de la Mujer, María Isabel Chamorro Santamaría, y la querida Mujer de Paz de Costa Rica, elegida recientemente Jueza de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Elizabeth Odio Benito, fue fundamental para que el evento resultara un éxito.

Para concluir destacamos las acertadas palabras de Eugenia Salazar Aguilar, Mujer Destacada en la Construcción de Paz del Mes de Julio de 2015: “Nuestro reto está presente: Alcanzar la Igualdad Efectiva”.

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