“El destino de la humanidad depende en gran medida del protagonismo de la mujer en la lucha por la paz”.
Su familia le enseñó el amor por la asistencia social y el trabajo en las organizaciones locales. Fue una excelente alumna, sin embargo, no pudo ir a la universidad porque las pocas becas extranjeras eran para hombres. Frances Iona Erlinger-Ford, natural de Santa Lucia, no lo entendió. Como tampoco comprendía que creciera impunemente la violencia doméstica y no se reconocieran los derechos de las mujeres. Organizó, ofreció conferencias, preparó talleres. Se colocó al frente del Centro de Crisis de Santa Lucía.
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