“La esperanza también nos alimenta. No la esperanza del tonto. La otra”.
Mujer rural, afable, sencilla. ¿Quién puede imaginar tras su mirada serena una historia de pérdidas y dolor? Defensora de los derechos humanos desde hace 22 años, su valentía y decisión le permitió franquear las puertas de cuarteles y cárceles y lograr la libertad para los opositores al régimen, detenidos por los cuerpos de seguridad durante la guerra civil salvadoreña (1980-1992). 13 años después de firmada la paz, sigue demandando justicia y verdad. ¿Dónde están los desaparecidos? Su nombre es Guadalupe Mejía. Incansable buscadora de la paz.
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